Reseña: KAVEE.- «Metempsychosis»

Refugiado en el nombre de KAVEE, Valerio Willy Goattin, guitarrista de SLAP GURU y GALAVERNA saca sus demonios en un álbum acústico mediante el que recorre misteriosos paisajes alejados de los ritmos pesados y de esos arrebatos de rabia a los que nos tiene acostumbrados en SLAP GURÚ. Un escape acústico hacia la dimensión onírica de la música en el que saca sus tormentos en temas llenos de sentimiento dando un paso más en su multidisciplinar trabajo como músico Vestido con el traje de loner-folk, combina relajados temas que habitan en grises atmósferas enriqueciéndolos con elementos progresivos y un aura psicodélica. También el blues aparece tímidamente en sus composiciones. Sencillez y pausa para componer un álbum que nació de la pandemia y el aislamiento y en el que se desnuda emocionalmente. Sus cuidadas melodías y el sosiego resultan ser un aliado para la construcción de canciones profundas que se instalan en sonidos más propios de la Europa de los 70’s en contraposición con el sonido más americano de la discografía de SLAP GURÚ. El sólo se basta para desdoblarse tocando guitarras acústicas y eléctricas, banjo, batería, percusiones, bajo, armonio, sitar para crear un marvillos0 álbum de acid-folk bajo su cálida y hechizante voz. Seguramente los más eruditos podrán encontrar dispares y prestigiosas influencias en su sonido, pero en esta ocasión prefiero quedarme únicamente con el resultado, sin buscar más allá. La respuesta está en una atenta escucha del álbum para poder apreciar todo su potencial que es mucho.

¿Con qué nos sorprenderá en la próxima ocasión?

“Metamorphosis”, el tema que da nombre al álbum nos muestra la sutileza acústica con calmados acordes bajo una tenue aura psych. En una atmósfera gris en la que la melancolía se describe entre tonos folk que nos acarician con delicadeza. De aspecto sencillo, su interior contiene suficientes elementos compositivos que delatan su riqueza. Una tierna conjunción de guitarra acústica y eléctrica resulta todo un acierto que aporta más brillo a esas texturas evocadoras de un oscuro y frio día otoñal frente al fuego. Podríamos decir que estamos ante un tema folk, pero en él no faltan elementos progresivos.

Sin abandonar el camino recorrido en el corte anterior, “The lost of the sun” sigue esa ruta folk-prog arropando la cálida y sugerente voz de Willy. Un corte introspectivo con elementos sinfónicos en ese marco de tristeza, algo que es un denominador común en todo el álbum. Con el punto de vista puesto en los 70’s los acordes de guitarra y la voz parecen mirar al pasado, un pasado gris y melancólico.

Con un mayor protagonismo de las melodías “Indian summer” manteniendo el tono folk, nos ofrece un sonido más europeo del que nos tiene acostumbrados con SLAP GURÚ. Un espacio propicio para incorporar instrumentos tradicionales que son coloreados con finos y elegantes solos de guitarra eléctrica. Un susurrante tema con un persistente zumbido en un segundo plano, como si todo estuviera dispuesto en distintos estratos sonoros añadiendo una atmósfera algo psicodélica.

“Like Morphine” es un bello tema construido sobre múltiples arpegios sobre aparecen susurrantes melodías que nos acarician con delicadeza desde su intrínseca sencillez. De corta duración, pero lleno de intensidad.

Como si buscara la luz “Interstellar” parece querer sacarnos de las atormentadas canciones anteriores para buscar espacios más luminosos. Con un pequeño giro en el registro vocal, la rabia se vislumbra en contraposición con las acarameladas melodías vocales de los temas precedentes. Como si hiciera un ejercicio de redención, los demonios salen de las entrañas. Siempre con gran acierto, la guitarra despliega con mesura unos atractivos solos que complementan la base acústica con la que nace.

“An october evening” con el registro vocal más quebrado y una repetición de acordes va construyendo un tema más rugoso y aguardentoso. En una explosión de fuerza todo se acelera con un vertiginoso ritmo en una caída a tumba abierta.

Ecos americanos afloran en “Awakening”, un tema construido sobre una base blues en los que Valerio pone mayor énfasis con un registro vocal desgarrador. La brillantez de la guitarra electrificada sobrevuela los ritmos acústicos.

El álbum cierra con “0101”, un breve epitafio de un minuto con el que pone colofón a un trabajo notable a través del cual nos transmite sentimientos y estados de ánimo desde la sencillez.

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