Reseña: AYAHUASCA.- «Naad»

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Nacidos en 2017, el quinteto de italiano AYAHUASCA  publica su primer álbum «NAAD». Evidentemente tanto el nombre de la banda como el título del álbum están llenos de simbolismo que nos sugiere cual puede ser su contenido. Por un lado, ¿Que se puede esperar de una formación que lleva el nombre del la bebida de los chamanes amazónicos? Ayahuasca es una palabra de origen quechua que une las palabras «cadáver, muerto»‘, con «liana, soga», es decir «liana de los muertos»‘, imagen que representa la conexión entre el mundo de los vivos y el de los espíritus, algo que los italianos tratan de transmitir con su música.  Los chamanes dicen que cuando se toma ayahuasca se amplifican todos las percepciones sensoriales, y los diez temas de «NAAD» consiguen con destreza que su música nos eleve a estados sensoriales mas allá de nuestro cuerpo. Naad simboliza la capacidad de escuchar nuestras emociones; cuando viaja a las profundidades más remotas de un océano primordial donde esas emociones toman vida, convirtiéndose en criaturas que dan forma y voz a los sentimientos. Con esta simbología sus diez temas transitan la psicodelia de finales de los sesenta, los sonidos west-coast y el asentamiento del rock en los setenta. No deberíamos calificar el álbum como «retro», ya que su música no nace con espíritu de homenajear nada, sino que fluye con naturalidad desde su concepción con esa propia identidad. Con una fuerte influencia de Grace Slick, Domiziana Pritchard nos seduce con su aterciopelada voz entre vibraciones vintage, en algún punto de encuentro entre Jefferson Airplane y The Doors bajo un aura de misticismo mágico.  Estamos ante toda una gema de álbum que despertará nuestros sentidos llevándonos un mundo irreal de sensaciones. Uno de esos trabajos con las piezas bien encajadas y que para su buen disfrute uno debe dejarse llevar por las emociones que te provoca, que a buen seguro serán muchas.

Una introducción de algo menos de tres minutos («Intro»), nos inicia en el arte chamánico de los sentidos. Magnéticos pasajes de psicodelia atractiva nos seducen y nos preparan para el ritual que nos espera.

«Vicious mothers» nos traslada un hipnotismo en tonos vintage que nos aporta el órgano bajo acarameladas y seductoras voces, a la postre uno de los tesoros de la banda. Haciendo un viaje en el tiempo a la California más florida de finales de los sesenta, la sencillez del tema es suplida por la magia que consigue transmitir. La dualidad femenina de las voces y los pausados y cadentes acordes de vocación retro, nos hacen ponernos las campanas y los chalecos y llenar nuestro cabello de flores. Para completar el plato, los solo ácidos salpican un tema que se fortalece según avanza. Wah wah tocado con sutileza entre coros angelicales recrean una estampa llena de bucolismo.

Sumergidos en esa marmita psicodélica, «Masses», con un aspecto algo más pop, persiste en ese estado de floridas atmósferas lisérgicas. Un bálsamo para los sentidos que nos seduce con amabilidad, desde el sosiego. Una calma que no dudan en elevar por espacios más rock. Una mutación natural que se efectúa sin estridencias. La riqueza de cada tema se aprecia en la multitud de estados de ánimo que aporta cada uno con sus atmósferas cambiantes, sin perder la referencia de lo que quieren. 

«Before death» bajo acordes más hipnóticos y oscuros, toma forma de ritual chamánico  a través de los sintetizadores que sirven de cielo al wah wah de la guitarra. Un psicotrópico tema que va tomando formas caleidoscópicas, esta vez sin voces.   

Con una cierta herencia doorsiana, la oscuridad latente de «I wanna fall» me recuerda inevitablemente ciertos pasajes que ya nos regalara década atrás Jim Morrison. Un bosque lleno de psilocibina que se abre paso a través de extraños pasajes acelerados de órgano de tonos ocres. Una intensa lucha entre el sonido del órgano y sintetizadores con la guitarra entrentada.

«Inner spac nos traslada a un estado sensorial en el que la mente se aleja de nuestro cuerpo con el hechizo de las celestiales voces. Nuevamente el órgano sonando como Ray Manzarek lo hacía, y la colección de registros vocales muy en línea West-coast, va cocinando el tema a fuego lento. Aquí las vibraciones retro se palpan en cada acorde acercándose por momentos a postulados stoner. 

Tambores tribales y ritmos funky nos aporta la dinámica  «Before life» en su escaso minuto en el que sirve de soporte al lucimiento del wah wah de la guitarra.  

Ahora por la senda de una liturgia garagera, «The black one» se viste de color entre ritmos vivaces un profundo órgano alegres guitarras primitivas y sencillas. Los coros aportan como siempre su grano de arena para que la construcción no se resienta en ningún momento. 

Los ecos del verano del amor aparecen de nuevo en  «Underwater», un tema que vive entre brumas humeantes sobre su estructura de hard rock en otro fogonazo que se apaga con rapidez.

«The Seer & The Queen», el tema que cierra el álbum y el de mayor duración, se deja llevar por los efluvios doorsianos de ese órgano penetrante.

AYAHUASCA está compuesto por Domiziana Pritchard (voz), Becky Sahira (sintetizador y coros), Mek Spazio (guitarra y coros), Andrea De Dominicis (bajo) y Matteo Orzi (batería). «NAAD» está disponible vía Salty Dog Records.

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