Reseña.- MONKEY3.- «Spheres»

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Tres años después de la publicación de su aclamado «ASTRA SYMMETRY», los suizos MONKEY3 publican «SPHERE» vía Napalm Records. El cuarteto suizo nos presenta su particular viaje interestelar en el que la psicodelia espacial y la contundencia stoner están presentes en sus seis temas. Tratando de de reflejar su peculiar visión de los fenómenos de la naturaleza a través de sus formas. Con melodías cristalinas, pasajes herederos de Pink Floyd, y arenosos momentos en los que la banda sube la intensidad con portentosos desarrollos instrumentales. Moldeando todas las aristas, su música fluye de una manera completamente magnética creando atmósferas que nos llevan a espacios que permiten ser visitados desde un prisma mental y sensorial. Un agujero negro en el que nos vemos atrapados por relajantes momentos en los que sus efectos nos envuelven y adormecen, para despertarnos bruscamente con faraónicos paisajes megalíticos. Una paso adelante en su infinita creatividad con una ejecución magistral. Siempre estimulantes, MONKEY3 crean uno de sus mejores trabajos hasta el momento, sino el mejor. Algo a lo que ya nos tienen acostumbrados y que empieza a parecer normal, pero lo cierto es que si en la escena psicodélica no es fácil hacerse un hueco en sus puestos de honor. «SPHERE», es una prueba latente de que estos chicos merecen ese hueco. Sólidos como pocos, tiene la habilidad para construir muralla de sonido irreductibles y a su vez masajear nuestros sentidos hasta hacernos llegar al éxtasis. Sin duda, un álbum que celebrarán sus más fieles seguidores y con el que conseguirán más aceptos con toda seguridad. Si te gusta el sonido floydiano y bandas como My Sleeping Karma,  déjate atrapar por los surcos de «SPHERE», abróchate los cinturones y disfruta del viaje.

Los primeros efectos de «Spiral» nos anuncian de la partida del viaje al que nos invita MONKEY3 en «SPHERE». Describiendo el infinito sideral una introducción de tres minutos en los que los efectos sobrevuelan sobre nuestros cuerpos da paso a ritmos hipnóticos y repetitivos de tintes stoner. Toda una espiral en la que los teclados y sintetizadores sirven de preámbulo a poderosos riffss. El fuzz que sale de la guitarra de Boris juguetea con el estéreo en un ir  y venir. el resultado es un corte de apariencia robusta que guarda en su interior pasajes apacible en los que los suizos descienden a postulados en pura línea Pink Floyd. Inquietante y misterios van describiendo un relato de ciencia ficción. toda una conjunción matemática perfectamente resuelta. Como auténticos cirujanos el cuarteto suizo sabe salir de esa tormentosa odisea sideral, resolviéndola con una fluidez y precisión milimétrica. Onde minutos absolutamente brillantes.

Si la influencia de Pink Floyd en el sonido de MONKEY3 es evidente, «Axis» nos lo corrobora. Solos psicotrópicos que poco a poco van ocupando algún lugar indeterminado entre el stoner instrumental y la psicodelia pesada. En este tema, se alejan un poco de su apuesta espacial para introducirse de lleno en espacios más propios del rock progresivo más lisérgico. Los teclados acompañados por un poderosa base rítmica marcan un tema en el que no faltan a su cita unos efectos que parecen hacen coros en la lejanía. Sólido y eficaz. 

Otro de los puntos angulares de «SPHERE» es «Prism». Retomando la estética espacial, atmósferas ausentes de gravedad con descritas por esas dulces guitarras herederas de David Gilmour. Una estela sinfonica es arrastrada hasta que los poderosos riffs de tintes doom hacen acto de presencia para romper la calma. Una majestuosidad que fusiona elementos típicos de Pink Floyd para enriquecerlos con una sinfonía nitidamente progresiva. La nave nodriza suiza emprende un nuevo transito hacia horizontes desconocidos custodiada por poderosos riffs de matiz oscuro y cuya pesadez haría palidecer a mas de uno. Aquí la vocación stoner que ya habíamos visto en sus anteriores trabajos hace acto de presencia. Un prisma que tiene una sólida base para sostener una aristas que son modeladas con bellas guitarras obteniendo un tema intenso y profundo. 

Curiosamente un tema con el nombre de «Mass», sugiere un contenido algo diferente a su temática interplanetaria. Caminando sobre cenizas psico-progresivos, y con un aura densa, la solidez de la ingeniería suiza queda patente. Sucesión de efectos se introducen entre los densos ritmos desbocados que contiene el tema.   Una guitarra que se desboca en solos mientras una ampulosa instrumentación protege sus solos. Un ritmo frenético que es combinado con momentos Hawkwind de vocación litúrgica en la que el olor a incienso descongestiona nuestros sentidos. 

Una de las cosas que despierta mi atención es que bajo un aspecto espacial y psicodélico, muchas de las estructuras de los temas tienen altas dosis de sonidos procedentes del rock progresivo hábilmente camufladas entre su majestuosidad sonora.

El polvo cósmico arrastrado por los vientos interestelares, es parte del argumento de «Ida». un tema en el que la influencia de los sonidos sinfónicos sobre sutiles acordes van contruyendo un bello tema que por momentos coquetea con postulados post-rock. Es un flirteo sutil y tímido, pero que acaba por conquistarnos.

MONKEY3 deja para cerrar «SPHERE», el que posiblemente se su tema más elaborado. «Elipsis», un corte de casi quince minutos, en el que los pasajes espaciales se visten de hipnotismo. Un caleidoscopio en el que las notas cambian de forma y color en una mutación oscilante y constante. Bajo el mando de una matemática batería de corte kraut, va  observando como las reverberaciones espaciales van coloreándose con un exotismo cada vez más hechizante. Creando un auténtico campo magnético con sus sonido, consiguen atrapar al oyente. Momentos que me recuerdan a alguno ya vivido por My Sleeping Karma. Tornándose más lisérgicos  el trabajo de la batería de Walter, solo consigue ser mitigado por los  incesantes efectos salidos de los teclados. Un transito en el que los ritmos stoner transitan entre estrellas fugaces en su odisea hacia el infinito. Lejanas galaxias cuya oscuridad se pinta de colores gracias a los pedales de la guitarra y los sintetizadores. ¡Sublime!

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